La comunicación en clave de igualdad de género

La comunicación en clave de igualdad de género

Virginia Martín Jiménez, Dunia Etura (coordinadoras)

Madrid: Fragua, 2016

134 páginas

La comunicación en clave de igualdad de género, obra enmarcada dentro del Proyecto de Innovación Docente “Enseñanza en igualdad e inclusión de género” (PID-ENIG) de la Universidad de Valladolid, coordinada por Virginia Martín Jiménez y Dunia Etura y publicada por la editorial Fragua, reúne 8 textos escritos por profesores universitarios, profesionales del mundo socio-sanitario y alumnas de doctorado. El trabajo parte de la idea de la educación y los medios de comunicación como los principales medios de socialización actuales y apela a la responsabilidad de docentes y medios de comunicación a la hora de “formar en informar” en clave de igualdad.

Está preocupación aparece reflejada en los 8 capítulos que conforman la obra y aportan muy distintas perspectivas, que se complementan y enriquecen entre sí, desde las que observar los dos grandes temas que vertebran el libro, la comunicación y la igualdad de género.

El primero de los capítulos, El papel de la docencia en comunicación ante la igualdad, firmado por Virginia Martín Jiménez, establece las bases sobre las que se construye el resto de la obra y deja patente la importancia de la educación como medio ineludible para construir un mundo donde la igualdad de género sea una realidad.

En el segundo capítulo, De la excepción a la normalidad o cómo la información contribuye (o no) a la igualdad de género, Juana Gallego Ayala subraya la importancia de que aquello que acontece dentro de los espacios privados y que implica cierto interés social sea también objeto de observación para los medios de comunicación.

Destaca, además, que la información de actualidad describe aquello que se encuentra entre los hechos frecuentes diarios dentro de los planos político, económico, social, etc., por un lado, y lo que se puede calificar como inusual o rompedor, por otro, idea muy importante si tenemos en cuenta que, como explica la autora, a la hora de enmarcar a las mujeres que son el centro de esta información de actualidad, generalmente, estas aparecen encuadradas dentro del ámbito privado, resaltando el carácter inusual de su acción y formando parte de una realidad donde se identifica lo individual con lo colectivo. Esto da como resultado que las mujeres que son destacadas en los medios de comunicación por haber conseguido una gesta “inusual” para el colectivo femenino, en ocasiones, son tratadas en los medios como algo extraño que señalar por haber roto la norma de lo habitual y haber ocupado una pequeña parcela reservada a lo que hasta el momento pertenece a lo que la autora denomina “el colectivo hegemónico”. Esta situación conduce a que aquellas mujeres que logran metas antes no alcanzadas por otras mujeres sean representadas en los medios como iconos del género femenino, resaltando el carácter excepcional de una acción protagonizada por una mujer y siendo este el principal motivo por el que un hecho individual se convierte en un hecho noticioso con carácter colectivo. Según la autora, todo esto ancla a las mujeres en un estado de principiante que da sus primeros pasos, no en el del peregrino experimentado que explora y avanza hacia nuevas metas.

Del mismo modo que la identificación de los logros de cada mujer de manera individual será reflejada en el colectivo de todas las mujeres, cualquier situación que se considere un error será el error de todas ellas, privando, de este modo, a cada mujer de autonomía, independencia y, por tanto, de libertad.

Otro asunto diferente son los hechos que, dadas sus características, consiguen una dimensión social y muestran la desigualdad de sexos y/o géneros. En estos casos, se hace necesaria la aplicación de la perspectiva de género con el fin de analizar la distinta posición que en las sociedades actuales ocupan hombres y mujeres.

En conclusión, la autora incide en la necesidad de examinar e informar sobre los hechos individuales de las mujeres y aplicar el análisis desde una perspectiva de género a aquellos hechos que nazcan de la distinta posición social que ocupan hombres y mujeres.

Continuando con el tema de la información y la igualdad de género, en el tercer capítulo, Donde nace la violencia: desigualdad cotidiana en los medios de comunicación, Dunia Etura y Sonia Fernández de la Vega plantean, como una necesidad básica, la necesidad de asumir de manera individual que vivimos en una sociedad sustentada en siglos de historia de desigualdad entre hombres y mujeres para poder explorar caminos alternativos hacia la igual de género.

Las autoras parten del Inventario de Pensamientos Distorsionados (IPDMV) sobre la mujer y la violencia realizado por Echeburúa y Fernández Montalvo en 1998 para establecer un punto de partida desde el que identificar y desengranar las bases de la desigualdad y la violencia sustentada en los distintos roles de género y el empleo de la violencia para la resolución de conflictos. Los múltiples ejemplos enunciados en este capítulo sobre la desigualdad cotidiana son una buena muestra de cómo las distintas situaciones de injusticia social desembocan en una discriminación que se tolera como algo usual, común e incluso natural, carente de responsabilidades y contradictorio con el discurso bienintencionado asentado en lo políticamente correcto que los distintos agentes sociales emiten y asumen.

A pesar del cambio de rumbo que se ha empezado a intuir en los medios de comunicación en los últimos años, las acciones que promueven e incluyen cierta perspectiva de género son escasas e insuficientes frente al resto de mensajes que sí que continúan perpetuando la desigualdad social entre hombres y mujeres. La educación de las nuevas generaciones de jóvenes, entendiendo educación como el derribo de viejos patrones y la construcción de nuevos modelos que permitan identificar, analizar y rechazar las múltiples prácticas discriminatorias es, según las autoras, un paso clave hacia la consecución real, eficaz y responsable de la igualdad de género.

El cuarto capítulo, FEMEN: ciberfeminismo, democracia radical y la política del cuerpo, escrito por Sonia Núñez Puente, plantea una reflexión sobre cómo los movimientos sociales emplean los distintos espacios comunicativos para lanzar sus mensajes, articular los distintos discursos comunicativos y llevar a cabo una determinada acción política.

Además, analiza los diversos espacios comunicativos donde se está llevando a cabo un activísimo feminista para el que las nuevas tecnologías juegan un papel muy importante. La política ya no solo ocupa los espacios tradicionales, sino que ha encontrado otros en los cuales consigue o no la legitimación de los distintos discursos.

En este marco, Sonia Núñez Puente, partiendo de la idea del uso del cuerpo para la acción política que lleva a cabo FEMEN, observa las razones por las que es posible que el cuerpo, considerado en multitud de ocasiones como un objeto sexualizado, no se convierte en un medio para comunicar el discurso activista feminista en España, un discurso de corte más institucional. Este análisis lo lleva a cabo a la luz de teóricas como las estadounidenses Judith Butler o Donna Haraway.

El capítulo quinto, La percepción de la igualdad de género en el aula, redactado por Virginia Martín Jiménez, Carlos A. Ballesteros Herencia, Itziar Reguero Sanz y Ana María Velasco Molpeceres, se centra en analizar la apreciación de la igualdad en un ámbito educativo.

Dentro del Proyecto de Innovación Docente “Enseñanza en igualdad e inclusión de género” (PID-ENIG) existe el convencimiento de la necesidad y la importancia de formar a la comunidad universitaria en igualdad y perspectiva de género, lo que lleva a este grupo a plantear un estudio científico con alumnos del Grado en Periodismo de la Universidad de Valladolid, futuros comunicadores, sobre la desigualdad y la violencia de género en diferentes campos.

Para conocer “la percepción de la igualdad de género en el aula” se lleva a cabo una encuesta, a los alumnos de los distintos cursos de los estudios mencionados, centrada principalmente en tres grandes bloques que siguen a un primer apartado de toma de contacto. Así pues, en estos tres apartados se distribuyen los contenidos relativos a “la igualdad cotidiana y la percepción del mundo en que vivimos, la igualdad en las aulas y en la Universidad y, finalmente, la igualdad en los medios de comunicación y en el futuro profesional”.

Pilar Sánchez García reflexiona sobre La feminización de la profesión periodística en las aulas desde distintas perspectivas, con el fin de encontrar la manera de mejorar, desde la raíz educativa, las condiciones de las mujeres periodistas y de los discursos que se emiten en los medios.

Desde que el Periodismo se convierte en una disciplina académica universitaria en la década de los 70 en España, el número de mujeres que acceden a estos estudios ha ido creciendo de manera progresiva hasta ser, en la actualidad, superior al de hombres. A pesar de este incremento, se hace patente la necesidad de un mayor número de mujeres ocupando puestos directivos en los medios y una igualdad salarial.

A lo anterior, hay que añadir que un incremento del número de mujeres en las aulas de Periodismo no se corresponde con las cifras de mujeres que se dedican a este sector y que ocupan puestos directivos siendo, probablemente, una de las causas la dificultad de conciliar una vida familiar cuyo peso sigue recayendo en la mujer con una vida laboral que cuenta con unas características profesionales muy peculiares en la que la jornada de trabajo se ajusta a la actualidad y no entiende de turnos y horarios.

En el capítulo séptimo, Revistas femeninas de alta gama. Un escenario intrincado para la feminización de la comunidad política, Raquel Quevedo Redondo remarca la escasa presencia femenina en puestos de liderazgo y apuesta por la normalización de la presencia femenina en el terreno gubernamental. Para ello plantea, a través de distintos ejemplos del mundo de la política y sus apariciones en las revistas, la necesidad de un escenario en el que la mujer pueda mostrar libremente su feminidad sin tener que adaptarse a unas normas que refuerzan el ideal tradicional de mujer y que es, por tanto, discriminatorio.

Finalmente, Ana María Velasco Molpeceres conjuga los temas Moda, comunicación e identidad de género para hacer un repaso por la moda a lo largo de los siglos, desde la Venus de Lespugue, primera huella de vestimenta de hace unos 25000 años, hasta el final del Antiguo Régimen. La autora, continúa con la revolución francesa e imágenes como la vestimenta de los sans-culottes; la moda pasa de representar el lujo de una determinada clase social, a lo cotidiano de la lucha social, la plebe, la política. El suceder de los distintos hechos socio-históricos propicia que ambos campos, política y moda, queden separados y otorgados a sus respectivos gestores; la moda y la belleza, especialmente cuidadas en el espacio del hogar, son terrenos femeninos y los asuntos públicos, respetables y sobrios como sus vestimentas, masculinos. En el siglo XX, Coco Chanel abriría el camino para que la mujer pudiera acceder al espacio público sencilla, con estilo y a la moda y, tras esto, los diferentes avances y las distintas tendencias que se producen en la moda tanto masculina como femenina durante el s XX desembocan en lo que la autora describe como un territorio no reservado únicamente a las mujeres, merecedor de una reflexión de su papel socio-político.

En resumen, `La comunicación en clave de igualdad de género´ es una obra que responde a la necesidad actual de hacer una reflexión y un planteamiento serio, desde la raíz, de las principales situaciones donde se reproduce la discriminación, para romper las bases de la desigualdad y construir un nuevo panorama sobre unos cimientos sólidos y duraderos en el que todos los seres humanos tengamos las mismas oportunidades y seamos tratados de una manera justa, libre y responsable. Solo así, las sociedades podrán jactarse de seguir progresando.

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