La educación mediática con perspectiva de género

La educación mediática con perspectiva de género

Eva Navarro Martínez

En: Comunicación, periodismo y género. Una mirada desde Iberoamérica / coord. por Martín Oller Alonso, Mª Cruz Tornay Márquez, 2016, pp.99-128

Sevilla : Egregius , 2016

 

La idea de la educación y los medios de comunicación como los principales medios de socialización actuales y la responsabilidad de docentes y medios de comunicación a la hora de “formar en informar” en clave de igualdad es un tema ya tratado en este blog a través del análisis del trabajo `La comunicación en clave de igualdad de género´.

En esta ocasión, en el capítulo escrito por Eva Navarro Martínez, La educación Mediática con perspectiva de género, que forma parte de la obra Comunicación, periodismo y género. Una mirada desde Iberoamérica (2016) se vuelve a reflexionar sobre estas cuestiones clave, recordando que en el camino hacia la igualdad aun queda recorrido por realizar.

La autora comienza el capítulo poniendo de relieve aquellas voces críticas que, desde el ámbito científico, han cuestionado el papel del sistema educativo en relación al “análisis y la producción crítica de los mensajes mediáticos”. Además, apoyada en investigaciones actuales, sostiene que una parte de los profesionales que trabajan en los medios en ocasiones renuncian a los principios deontológicos de la comunicación en favor de otro tipo de intereses de los propios medios. Esto no siempre es percibido por los públicos ya que estos adolecen del sentido crítico necesario para poder reparar en ciertas situaciones que, según la autora, refuerzan los sesgos y estereotipos.

Así pues, en este contexto, Navarro destaca dos circunstancias; la representación de las mujeres en los medios, por un lado, y la recepción por parte del púbico más joven con carencias de formación en educación mediática, por otro.

Desde el comienzo, la autora deja clara la estructura de su trabajo en torno a tres puntos clave: la participación, la visibilización y la representación de las mujeres en los medios. Además, se centra en los estudios realizados en los marcos geográficos de España y Portugal y apuesta por una educación más inclusiva con perspectiva de género para luchar contra la discriminación.

Una vez establecida la introducción del análisis, el texto examina los conceptos de Servicio público, Competencia Mediática y Educomunicación en el contexto actual. La educación mediática se presenta como un elemento necesario en los planes de formación de todos los niveles educativos aunque en numerosas ocasiones, tal y como señala la autora apoyándose en diferentes trabajos, la teoría y la práctica caminan por vías paralelas que, por muy cercanas que parezcan, a menos que se produzca alguna desviación en los caminos nunca llegarán a unirse.

Por estos motivos, Navarro propone una educación en Competencia Mediática que incluya “la capacidad de discernir cómo afectan la transmisión de conocimientos, el planteamiento de los medios y la situación mediática actual a los diferentes agentes sociales y, en concreto, a hombres y mujeres”.

Otro de los núcleos importantes que conforman el capítulo es el marco para la investigación de los medios desde la perspectiva de género: participación, visibilización y representación. Partiendo de la divergencia entre la promoción y el fomento de la igualdad por parte de distintos y muy variados sectores de las sociedades de distintos países y unas realidades que no reflejan las consecuencias de estos propósitos igualitarios, la autora pone el foco en los tres puntos clave señalados al comienzo del texto y que son la columna vertebral de este capítulo: la participación, la visibilización y la representación de las mujeres en los medios. Además, señala Internet como la herramienta que ha servido para que la voz femenina en los medios alternativos (entendiendo como medios alternativos aquellos que no se ajustan a la manera tradicional de entender el cine, la radio, la televisión, los periódicos o las revistas) esté cada vez más presente y pueda representar un nuevo espacio para la pluralidad.

A lo largo del capítulo, Navarro desgrana distintos estudios internacionales que forman el marco teórico en el cual se sostiene la hipótesis planteada al inicio del texto: “ni los medios de comunicación ni el sistema educativo tienen interiorizada la perspectiva de género”.

Finalmente, la autora dibuja los pasos hacia una Educomunicación, integral y transversal, con perspectiva de género: de la familia a los profesionales de los medios y para ello apunta a la educación y a la formación en Competencia Mediática como armas principales en la lucha por la igualdad, al tiempo que subraya la importancia de la participación de todos los agentes implicados en el sistema educativo. Por otro lado, Navarro no se olvida de la responsabilidad del otro gran eje de este escrito, los profesionales de los medios de comunicación.

Con estos dos grandes sectores en mente, la autora ofrece una serie de propuestas para acabar con la desigualdad en los medios.

A modo de cierre, en el apartado de conclusiones, la autora reúne una serie de propuestas metodológicas para formar a las futuras generaciones de profesionales de los medios de comunicación, que pueden resumirse en el cuidado del uso del lenguaje a través del cual se construye la realidad, no olvidar la socialización de género y utilizar la participación, la visibilización y la representación plural de las mujeres para destruir las bases sobre las que crece la discriminación. Algo que parece necesario si, como concluye la autora, entendemos la educación, el periodismo y la comunicación como un servicio público, además de un derecho fundamental.

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