Día a día podemos consultar en las páginas de los principales periódicos –que son los que, habitualmente, publican Ciencia- asuntos variados no solo acerca de temas netamente científicos, sino también sobre Tecnología, Salud, Medio Ambiente e Innovación. En las versiones digitales, incluso, estos campos tienen sus propias secciones y subsecciones. La investigación en áreas como la nanotecnología, la física de partículas, los biomateriales, la genética o la tecnología de los alimentos se ha ganado un pequeño hueco en las politizadas páginas de los diarios impresos, y un importante hueco en sus versiones digitales.
La audiencia parece haberse concienciado, como muestran buena parte de los comentarios que reciben estas noticias, de la importancia de ampliar el conocimiento, de investigar y de hacer ciencia, para prosperar como sociedad a todos los niveles: educativo, económico, sanitario, ecológico, etc.
Parece claro que la investigación genética puede ayudar a detectar precozmente enfermedades, a prevenirlas o a recibir tratamientos a la carta, que la ingeniería de tejidos proporcionará nuevos implantes, o que la ingeniería creará los dispositivos necesarios para nunca nos falte energía con la que cargar la batería del smartphone o circular con nuestros vehículos. Por no hablar de los temas de Tecnología, Salud y Medio Ambiente. La importancia de la investigación en estos campos es tan clara para el progreso que no es necesario poner ningún ejemplo.
Pero los beneficios de la investigación en Ciencias Sociales no son tan “palpables”. Y es quizás esto lo que está invisibilizando la Ciencia que hacemos desde ramas de conocimiento como el propio Periodismo en los medios de comunicación. Solo la investigación arqueológica parece estar salvando este vacío. Por lo que observo en el día a día, también los temas de Psicología son recurrentes, aunque menos. Pero si nos trasladamos a la investigación en Comunicación, la ausencia de información es prácticamente total. Los periodistas no nos damos cobertura a nosotros mismos.